La estimulación cognitiva en personas mayores: una tarea para profesionales capacitados
A lo largo del envejecimiento pueden presentarse cambios en funciones como la memoria, la atención o el lenguaje. Estos procesos son parte natural del curso vital, pero también pueden verse afectados por condiciones de salud, aislamiento social o falta de estimulación adecuada.
La estimulación cognitiva es una intervención que busca mantener y fortalecer las capacidades mentales mediante ejercicios, dinámicas y propuestas que favorecen la actividad intelectual, emocional y social. Para que tenga impacto real y positivo, es fundamental que esté planificada y coordinada por profesionales capacitados, como psicólogos/as, terapistas ocupacionales, psicopedagogos/as u otros especialistas en gerontología.
¿Por qué es clave el rol del profesional?
- Porque realiza una evaluación inicial, identificando fortalezas, necesidades y posibles señales de alerta.
- Porque personaliza las actividades a las características de cada persona o grupo, considerando su historia, intereses, nivel de alfabetización, estado emocional y condiciones de salud.
- Porque puede detectar precozmente signos de deterioro cognitivo o de enfermedades neurodegenerativas, facilitando el acceso temprano a otras intervenciones.
No se trata sólo de “entrenar la memoria”
La estimulación cognitiva no consiste únicamente en ejercicios mentales: implica también favorecer vínculos, activar recuerdos significativos, promover el pensamiento creativo y sostener el sentido de identidad. Cuando está bien diseñada, se convierte en un espacio de encuentro, disfrute y reafirmación personal.
Envejecemos mejor cuando estamos activos, acompañados y valorados. Invertir en propuestas de estimulación cognitiva de calidad es una forma concreta de promover la autonomía, la autoestima y el bienestar integral de las personas mayores.