Llegada a la Argentina y primera misión en Rosario
(Santa Fe, 1948-1957)
Dios llamó al Padre Mario a llevar a cabo una tarea, que se iría develando a través de las circunstancias que se le iban presentando y a las que él respondía con su incondicional “SI”.
El 17 de mayo de 1948, contando con la facultad de permanecer ad annum otorgada por la Sagrada Congregación Consistorial de la Santa Sede (hoy Congregación para los Obispos) y con solo cuatro años de experiencia sacerdotal, el Padre Mario llegó a la Argentina y se estableció en la ciudad de Rosario. Al año le fue renovado el permiso por tres años.
Si bien, no hay muchos datos sobre los motivos por los cuales dejó su tierra natal, sabemos por testimonios, que providencialmente llegó a su conocimiento que Mons. Antonio Caggiano, obispo de Rosario, convocaba a sacerdotes para el trabajo pastoral en su diócesis. Por eso, podemos suponer que quizás ya tenía in pectore el anhelo de fundar la gran obra de caridad para los más carenciados de la sociedad y ello lo llevó a viajar a la Argentina, tierra que, por otra parte, ya conocía.
En el mes de agosto de 1948, el obispo de Rosario le concedió licencias generales por el término de un año y a partir de entonces su labor sacerdotal estuvo abocada tanto a las capellanías de hospitales como a las vicarías de distintas comunidades parroquiales. Así fue nombrado sucesivamente vicario cooperador de la parroquia Nuestra Señora de la Guardia de Rosario (26 de julio de 1948), vicario cooperador de la parroquia San Pedro Apóstol en Casilda (en el segundo semestre de 1949), vicario cooperador de Acebal, a pocos kilómetros de Rosario (31 de marzo de 1950), capellán del Hospital Provincial (en ese momento llamado Eva Perón) de Rosario, vicario cooperador de la parroquia Ntra. Sra. del Pilar a los solos efectos de asistir a los matrimonios en el hospital (28 de marzo de 1952).
Asimismo, durante los años 1952 y 1953, el Padre Mario, siendo capellán del hospital rosarino ocupó el cargo de director en la Cofradía de la Doctrina Cristiana de la capilla San José, dependiente de nosocomio. Asistía a las reuniones y acompañaba espiritualmente a sus socias, mediante la oración como así también con alguna charla. En una ocasión, mostrando su preocupación por el enfermo, solicito la cooperación de las socias para enseñar la doctrina entre las niñas y señoritas internadas en los pabellones de poliomielitis.
Al mismo tiempo, motivado por su afición a las lenguas clásicas, comenzó a cursar la carrera de Letras en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Litoral (con sede en Rosario); sin embargo, solo pudo mantener por dos años su estudio, hasta 1954, dado que las ocupaciones pastorales se iban acrecentando cada vez más.
El 30 de diciembre de 1954 fue nombrado capellán del Hospital Salas Cobo de la ciudad de Rufino (Santa Fe) y vicario cooperador a los efectos de autorizar matrimonios válidamente en el mismo hospital. Sabemos que en estas circunstancias conoció a las Hermanas de San Camilo, quienes también trabajaban allí, con ellas mantendrá una larga amistad.
Por otra parte, el Sr. Benito Zanet, un lugareño que se declara ateo y que conoció al Padre Mario cuando era capellán del hospital, lo recuerda con gran admiración y como una persona muy transparente, una luz para la Iglesia. Relata que el Padre andaba en una motoneta color azul metalizado, solía jugar al fútbol con los niños y muchachos del pueblo, siempre con la sotana. “Como en el hospital -recuerda don Benito- no había un cuarto para el capellán, por lo cual usaba como habitación un consultorio odontológico en desuso y dormía en el sillón de éste”
De toda su etapa en la provincia de Santa Fe podemos advertir a un Padre Mario que cumplió fielmente con su labor sacerdotal en aquellos lugares a donde fue destinado y todos los que lo conocieron lo recuerdan como una persona activa, trabajadora y de buena relación con la feligresía.
Hola buen día me gustaría poder llegar al mausoleo del padre Mario ya que me encuentro mal de salud para implorar su bendición su sanación Amén Amén Amén
Un gran pastor cristiano, una sintonía con la esperanza y el consuelo magistral. A mí me miró la primera vez que lo conocí y me iluminó el camino. Gracias Padre Mario.
Adriana: el padre Mario me sano de un cancer terminal, cuando los medicos no me daban mas esperanzas ,y también sano a mi hijo de colon cancer agresivo,GRACIAS MI AMADO PADRE MARIO 🙏
Querido Padre Mario, próspero fue su camino, verdadero hijo de Dios, cumplió y con creces su misión, fue una luz en el desprestigiado camino episcopal. Yo le estoy eternamente agradecida, porque gracias a él, que desestimó la operación de cáncer de mama, que padecía mi suegra, a pesar de la insistencia de su médico de cabecera.
Querido Padre Mario ,mi esposo tuvo un infarto ,le colocaron 2 by pass pero no salia adelante ,ya los medicos decian que le hacía falta un transplante,yo recordaba al Padre y una vez encontre una revista Gente vieja donde le hacían una entrevista al Padre Mario,la lleve a la terapia le pregunte a los médicos ,me dijeron que ellos ya habían hecho todo y que si creía mi esposo estaba en manos de Dios,yo le pase la foto por todo el cuerpo de mi esposo,rece y me fui de la terapia intensiva.Al dia siguiente cuando llegué estaba sentado en la cama.Ya pasaron 15 años y todos los 6 de enero festejamos la vida.Graciasssss.