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Dr. Aníbal Goldchluk – Médico psiquiatra, Policonsultorio Cristo Caminante

Trabajo en la Obra del Padre Mario desde octubre de 2018. Trabajé 46 años como psiquiatra en un hospital público, hasta 2015, y después como gerente de salud mental de Pami, pero con una modalidad que no era asistencial sino administrativa, de gerenciamiento de salud mental de todo el país. Eso fue hasta el año 2017 y en el curso de mi gestión en Pami vine a visitar la Obra porque nosotros necesitábamos prestadores calificados. De ese modo nos contactamos y vinimos a conocerla.

Y personalmente, cuando conocí el lugar, me quedé encantado con lo que acá realizaban con tanto compromiso. Yo sólo conocía este lugar por distintas referencias públicas. Incluso conocí gente que acudió buscando la ayuda del Padre Mario y todo lo que se decía alrededor de su figura. Tanto mi suegro como mi suegra en algún momento de sus vidas, con sus enfermedades, vinieron a verlo al Padre Mario pero de eso me enteré después de todo esto que cuento. Claro que no imaginaba esta inmensa Obra que se había construido acá para esta comunidad.

Así que como me interesaba seguir trabajando en comunidades, pensé que el lugar en el que me gustaría trabajar es acá y me conecté con Marisa Parreira y con Deborah Larrea, que es con quienes yo había estado en contacto durante mi gestión en Pami. Y así fue como empecé a trabajar regularmente.

En aquella primera visita conocí la Policlínica Cristo Caminante, visité la Capilla y distintas actividades de Tercera Edad que se estaban desarrollando en el Polideportivo.

Todo lo que se percibe acá es una gran sensibilidad para resolver los problemas de la comunidad, tanto en lo educativo, lo asistencial, lo de rehabilitación, de toda una comunidad. Eso es fantástico, una cosa única. Esto es una ciudad.

Lo que siento que primero debo agradecer que me hayan aceptado participar con mi trabajo y vengo con una enorme alegría. Esa alegría me llama la atención también a mí mismo, porque  tengo más de una hora y media de viaje de ida y de vuelta puedo estar dos horas. Trabajo mucho en general, en mi consultorio, en diversos hospitales, haciendo supervisión clínica, de modo tal que mi día empieza a las 8 de la mañana y puede terminar a las 10 u 11 de la noche. Sin embargo vengo y experimento una alegría acá que me parece llamativa porque debería estar cansado, pero llego acá y es un empuje anímico. No tengo mejor explicación que decir que es el espíritu del Padre Mario, que es esa presencia.