Atención al Peregrino

Nacido en Santa María, Catamarca, el 13 de octubre de 1978, pero criado en Ledesma, Jujuy, el padre Victor Hugo Centeno es el nuevo párroco de San José desde el pasado mes de febrero. Entre otras -numerosas- actividades tiene a su cargo la Capilla Cristo Caminante, erigida por el Padre Mario Pantaleo.

– Padre Víctor Hugo, ¿cuáles son sus objetivos para trabajar con la comunidad desde la parroquia de San José?

– Uno de ellos es conocer a toda la comunidad y tratar de dar respuestas a la necesidad de comedores y merenderos nuevos, porque hay gente que está padeciendo hambre. Hay que responder a la realidad social y económica. Por otro lado, en cuanto a lo pastoral, ir conociendo las comunidades, suscitar nuevos grupos dentro de las comunidades, abriendo las puertas para que más personas se sumen, porque cada grupo representa la Iglesia de puertas abiertas que pide Francisco. Es decir, promover nuevos grupos, responder a las necesidades básicas de la gente, conocer a la comunidad y seguir proyectando este crecimiento que viene teniendo desde hace tiempo la comunidad de San José. Gracias a Dios, contamos con la ayuda de tres diáconos.

– Padre, usted eligió vivir acá, en la capilla erigida por el Padre Mario, ¿qué tiene de especial para usted?

– Si tanta gente viene es porque aquí encuentra respuestas a sus plegarias y ve al Padre Mario como un intercesor. También veo la devoción de la gente cuando entra a la Iglesia, veo que la figura del Padre Mario sigue siendo fuerte. Aquí realizamos cuarenta bautismos por sábado. Y desde que estoy a cargo de esta parroquia todos los casamientos los tuve acá. Y ya que la gente viene aquí viene por la gracia de la salud, empezamos con una misa ofrecida al Inmaculado Corazón de María los primeros sábados de cada mes a las 11 de la mañana. Tenemos tres misas los domingos desde las 8 y media de la mañana hasta las 11 y me quedo a veces una hora rezando, bendiciendo, porque viene gente de todo el conurbano que pide la gracia de la salud.

– ¿Había escuchado hablar del Padre Mario Pantaleo antes de llegar a la Parroquia?

– Como crecí en Jujuy, conocí la realidad del conurbano recién en el 2005. Y conocía algo de su vida por comentarios y aproximándome a su persona veo que evidentemente ahí había un don tan grande de parte de Dios. Me encuentro con las necesidades siempre de la gente y veo que una palabra, un consejo, una caricia pueden ser sanadores. Cristo está presente en la Iglesia y puede sanar.

– Padre, ¿qué nos diría acerca de la misión que llevó adelante el Padre Mario en esta comunidad de González Catán?

– Lo que veo es que el Padre Mario trabajó mucho en la promoción humana. Él habrá escuchado aquellas palabras de Jesús: “Denle ustedes de comer”. Se ocupó de esto y sé que también como sacerdote en la comunidad era un hombre de confesionario, era un hombre de misa diaria. Yo creo que Dios se manifiesta a través de la persona, que es una manifestación extraordinaria, y en cuanto a la Obra veo que es grandísima y algo muy bueno por la cantidad de áreas que abarca.

– ¿Qué le sugiere el nombre Cristo Caminante?

– Me imagino que es el Cristo que sigue presente caminando con su Iglesia y que no se desentiende de este caminar. Es Cristo que entra a la historia personal de cada hombre, un Cristo que quiere caminar con las familias, con las comunidades y nos invita a también caminar.

– Es un pedido que también hace Francisco recurrentemente.

– Sí, sí, sí, y hay que salir, evangelizar. Yo creo que se ve también en la educación, falta mucho compromiso, falta gente y falta compromiso.

– ¿Qué valores cree que hacen falta para que consolidemos esa comunidad que el Padre Mario soñaba y que es la que necesitamos para salir todos juntos adelante?

A través de una buena comunicación, de crear ámbitos de encuentro. Yo siempre digo en las procesiones acá falta alguien que grite con mucha fuerza y énfasis “¡Viva la Virgen!”, pero que le salga desde adentro. Yo sé que hay que decirlo pero se necesita gente que ponga su carisma al servicio de la comunidad. Y falta también gente que tenga espíritu de comunión, que genere comunión, que busque unidad dentro de la Iglesia, que sigue siendo un desafío.

– ¿Qué mensaje le daría a esta comunidad?

– La oración es el alma del apostolado de la Iglesia. Sin la oración que nosotros hacemos como Iglesia peregrina, sin la oración de los santos que desde el cielo también está, yo creo que la Iglesia no podría funcionar. Necesitamos de la oración, imitar al Cristo orante, ser una comunidad orante. El lema de la diócesis es este: comunidad, pueblo de Dios orante, misionero. Uno tiene que tratar de propiciar espacios de oración y también contar con aquellos que desde el cielo están orando por nosotros, que han sabido ser fieles a Cristo como el Padre Mario que seguramente debe estar intercediendo por esta Iglesia diocesana, por esta Iglesia tan particular que es la parroquia.