Hace muchos años que pertenezco a esta Obra, casi desde que comenzó. Pasé por muchas áreas, siempre con tareas para atender a los carenciados, y, luego, a los peregrinos.

Por suerte, el mejor incentivo que siempre me alentó fue la presencia del Padre Mario, siguiendo el objetivo de amor que él nos inspiraba.

Yo lo conocí. Primero, estuve diez años con su presencia física; ahora, ya llevo veinte años con su presencia espiritual, que es la que quiero destacar.

Como el padre nos sigue acompañando, siento que desvanece los obstáculos que se nos presentan, nos hace más fácil la tarea. Aquí se respira aire suave, armonioso. Todo se realiza sin tensiones y los logros se consiguen.

Así como vemos que aquí las flores y las plantas crecen con mucha energía, se desarrollan estupendamente, así también se nota en todas las tareas, programas y emprendimientos que se presentan para brindar atención a toda la comunidad.

Enseguida, se cubren las vacantes disponibles y pronto hay que volver a pensar en agrandar los espacios.

Por eso, la sensación de estar aquí es que siempre se camina, es que nunca se estanca, por lo tanto, hay que seguir ese camino de vida que vislumbró el Padre Mario para cada uno de nosotros.

Selma A. I. Henry
DNI: 2.762.755
Voluntaria de la Obra del Padre Mario