Comunidad

Uno de los reencuentros más emotivos. Roberto y Rodrigo (26 años), padrino y ahijado, volvieron a verse después de muchos años.

Uno de los valores del programa es el vínculo que genera entre personas. En muchos casos, perdura por más de 10 años.

Laura Brest, trabajadora social del programa Padrinazgo, y Cintia Petrarca, directora del Área Comunidad de la OPM.

Más de 250 personas se reunieron para celebrar los 20 años del Programa Padrinazgo, que inició en la Obra en 2002.

Rodrigo, Antonella, Juana y Sofía. Cuatro jóvenes que formaron parte del programa Padrinazgo y que se acercaron a compartir su experiencia y su presente.

Aldana, trabajadora social del programa, junto a Zulema, Omar y Roberto, algunos de los padrinos que contaron su experiencia de ser parte.

Como en todos los cumpleaños, no puede faltar la torta para compartir. Los souvenirs fueron confeccionados por las madres que concurren al taller de tejido, iniciativa de fortalecimiento familiar del programa.

Equipo del programa de Padrinazgo y del Centro Educativo La Huella.

Se cumplen 20 años del programa que constituye un puente para que los padrinos y madrinas tengan la posibilidad de ayudar a mejorar la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes, que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

En estos 20 años, 1700 personas decidieron apadrinar a 1600 chicos y chicas, y con ellos, ser protagonistas de historias de acompañamiento, solidaridad y afecto que trascienden y permanecen a lo largo del tiempo. En muchos casos, el vínculo perdura por más de 10 años.

En la celebración del 20° aniversario del programa, participaron más de 250 personas entre padrinos, madrinas, familias, ahijados, egresados del programa y colaboradores. Entre todos compartieron un desayuno, recorrieron exposiciones de las actividades que se ofrecen en el Centro Educativo La Huella y en los talleres de fortalecimiento familiar.

El programa de Padrinazgo inició en 2002, cuando en Argentina se vivía una profunda crisis económica. “En esa época, la Obra del Padre Mario comenzó un proyecto de cooperación con AVSI, una organización italiana que acercó su ayuda a través de la iniciativa Sostén a Distancia (SAD), que permitía que niños y jóvenes fueran apadrinados por italianos”, comentó Cintia Petrarca, directora del Área Comunidad.

Desde la Obra también se pensó cómo abrir un camino para ayudar a las familias: “En la cena anual de recaudación de fondos, que se celebró un 4 de septiembre de 2002, se les propuso a los presentes ser parte del programa de Padrinazgo, similar al que desarrollamos con AVSI. Así fue como 39 personas se sumaron y nació UNOXUNO, que hoy ya cumple 20 años.”, agregó Cintia.

Los testimonios de algunos protagonistas dimensionaron el verdadero impacto del programa: jóvenes que accedieron a oportunidades y que actualmente, continúan construyendo su futuro a través del valor de la educación. Los padrinos y madrinas también expresaron qué representa para ellos ser parte de este vínculo.

Juana, 23 años: “El programa nos dio muchísimo, no sólo el padrinazgo sino también la posibilidad de ir a la colonia y aprender a nadar.” 

Antonella, 29 años: “El programa contribuyó a que yo pudiera tener una salud integral, ser parte de un tratamiento, no sólo a nivel medicamentos sino también por los ejercicios que necesitaba mucho.”

Solange, 18 años: “Estoy más que agradecida por todo: pasé veranos inolvidables en la colonia, siempre con gente hermosa que me enseña un montón. Esta es mi casa y siempre voy a estar acá.”

Sofía, 23 años: “Pudimos conocer un montón de personas, habitar muchos espacios, pudimos realizar diferentes manifestaciones artísticas, nos pudimos expresar, pudimos aprender, pensar, pudimos decir y eso es importantísimo”.

Rodrigo, 26 años: “Qué bueno que sigan fomentando todo esto para que los chicos el día de mañana puedan tener un futuro mejor y podamos ser mejores personas en todos los aspectos”

Michelle, madrina: “Yo tuve todas las oportunidades: ir al colegio, a la universidad, un buen trabajo y mi deseo es que todos puedan llegar a lo mismo. Cuenten conmigo para lo que necesiten que acá voy a estar.”

Roberto F., padrino: “Cuando uno ve a estos chicos, que ayer tenían 8 años, 9 años, y ahora están así crecidos y a punto de recibirse, ¡pucha! Esto es buenísimo.”

Marcela, madrina: “Estos chicos van a ser el futuro de los chicos que escuchábamos hace un rato. Así que por favor también seamos multiplicadores de esta gran obra. (…) gracias también por dejarme ser parte de un granito de esta hermosa obra que es la del Padre Mario.”

Zulema, madrina: “Y les pido algo en especial, que no se aparten nunca de esta casa, tan hermosa, donde tienen tanto amor, tantos consejos y que estudien. Que tengan en la vida un proyecto, que acá van a tener ayuda para que crezcan.”

Omar, padrino: “Yo creo que también hay alguien muy especial que con sus manos curó a un montón y que hoy las está ejerciendo como un paraguas sobre todos nosotros para que esto continúe.”

Roberto, padrino: “Es una bendición poder compartir con esta gente que trabaja tanto.”