La ObraSoy Parte

Ariel Oliverio

Llegué a la Obra del Padre Mario en una etapa de mi vida bastante complicada, y con situaciones que fueron debilitándome poco a poco. Casi hasta perder la fe. Ya no sabía qué hacer, a quién recurrir. No aceptaba lo que estaba viviendo. Estaba enojado con la vida, conmigo, con todos. Me sentía muy mal, estaba en un abismo en el que sabía que me caía en cualquier momento.

Un domingo, digamos que casi sin rumbo, llegué a la Obra. Estuve casi toda la tarde en la iglesia, en el Mausoleo, en ese maravilloso lugar. Allí sentí  las cosas más bonitas, como caricias de manos que daban calor… y fue en ese instante en que me di cuenta que podía llegar a tener otra oportunidad. Era lo que pedía, yo me encargaría del resto.

Me queda por siempre la frase del Padre que decía: “con solo la presencia de ustedes, aquí, basta”, y comprobé que es así.

A los pocos días de mi visita a la Obra, un amigo me recomendó a quienes están a cargo del buffet el Retoño en donde, con mi ya lograda experiencia en gastronomía y mozo de salón, comencé a trabajar. Creo que hoy este lugar es mi casa.

Aquí conocí gente maravillosa y comencé lo que yo llamo una vida nueva.

Agradezco día a día  a mis jefes Damián y Dante, de quienes aprendo tanto.

Agradezco a Dios por darme la oportunidad que necesitaba.

Agradezco al Padre Mario por lo que me dio.

Y sí… soy parte de la Obra y parte del milagro de vida que el Padre realizó en mi.

Las manos del Padre obraron en mi alma.

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